-Nada... - Mintió la niña dando un paso hacia atrás.
- ¿Que has visto?- En el rostro de su padre, no había enfado ni ira, y aquello la atemorizó más, seguía encontrándose aquella sonrisa tierna... Las lágrimas comenzaron a surcar las mejillas de Tatiara, quién agarró con fuerza las dos hachas de su espalda al ver que su padre se acercaba con paso amenazador hacia ella, con la espada alzada.
- ¡Tú has matado a Dan! ¡Tú fuistes el causante de que las sombras llegaran al poblado!-
- Lo he echo por ti, no es justo que heredes un poblado con débiles en los que la magia apenas se encuentra latente, esas mujeres que tras la primera muerte comenzaron a temblar, esos niños que lloraban por la noche, no eran verdaderos Nenshú, ¡ahora podrás heredar un pueblo fuerte! Dan y el hechicero intentaron detenerme, ¡Descubrieron mis planes! ¡No podía dejar que impidieran que la Tribu se fortaleciera!-
- ¡Te odio!- Una extraña fuerza invadió a la niña, una sed de sangre inhumana se apoderó de ella y ocurrió algo que ni ella misma comprendía años después. Cerró los ojos y se dejó llevar. El jefe de la tribu observó con horror el poder de Tatiara. Un aura roja, casi sanguinolienta la envolvía, varias voces parecían salir del interior... Sus hachas de madera se convirtieron lentamente en hierro con extrañas runas y sus manos fueron guiadas por aquellos que habían fallecido bajo las sombras.
Dan guió sus hachas mientras susurraba al oído de Tatiara: "Pronto... todo acabará..."
...
Cuando volvió a abrir los ojos, su padre se encontraba arrodillado ante ella, su rostro desmarcado y su pecho atravesado.
- Maldita...- Gruñó él haciendo un gran esfuerzo para poder hablar, atragantándose con su propia sangre.- Yo te maldigo hija de las sombras, revivirás mi muerte, revivirás en tu piel este momento, se te abrirán mis heridas y sentirás mi dolor. Revivirás este día durante semanas, meses, años... ¡Siglos!. Cada vez que sientas el miedo que has sentido hoy... ¡Yo te maldigo criatura de las sombras!- Y dio su último suspiro cayendo de bruces al suelo..
Tatiara se dejó caer de rodillas, sin fuerza, vio con terror que sus manos se encontraban manchadas de sangre, que sus ropas no eran más que harapos y que a su lado ya no se encontraba Dan. No recordaba lo que había ocurrido durante el enfrentamiento.
Miró al cielo y vio con cierta alegría qe la oscuridad se iba disipando poco a poco y que el sol volvía a brillar.
Un extraño humo envolvió el poblado... Las sombras estaban desapareciendo con la llegada de la luz. Todo había acabado... por fin.
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